viernes, 16 de diciembre de 2011

¿Hay alguien ahí?

Kepler 22b es el más prometedor de una serie de planetas con grandes posibilidades de albergar vida

Lo último en materia de planetas habitables es Kepler 22b, un planeta un poco más grande que la Tierra que orbita una estrella parecida al sol y que tiene una temperatura promedio de cerca de 22 grados.

El hallazgo se debe a los oficios del telescopio Kepler, que observa, desde el espacio, una zona fija y espera que algún objeto oscurezca una estrella para empezar a sospechar que se trata de un planeta.

Esto ha sucedido 2.326 veces desde el 2009, de los cuales 207 tienen un tamaño aproximado al de la Tierra y 48 son candidatos a ser habitables, planetas dignos de albergar vida. Diez de estos 48 son parecidos a la Tierra y Kepler 22b es el primero confirmado por otro telescopio.

El descubrimiento no es menor, ya que la busca de vida fuera de la Tierra ha sido una obsesión del hombre desde tiempos muy remotos. En la década de 1960 se puso de moda la Ecuación de Drake, un intento matemático de determinar cuál es la posibilidad de que haya vida inteligente en el universo.

La ecuación de Drake estima que la posibilidad es muy alta, por lo que se ha llegado a pensar que las civilizaciones avanzadas, por alguna razón, duran muy poco y ésa es la razón por la cual no ha podido haber contacto ninguno. Ésa es una conjetura que se sacaba en épocas calientes de la guerra fría, una suerte de pesimismo con respecto a la especie humana llevado a lo hipotético universal.

También hay que tener en cuenta que el tiempo en que la civilización humana ha estado en condiciones de comunicarse con una hipotética civilización extraterrestre es muy exiguo, medio siglo a lo más: un instante del tiempo cósmico.

Vida sí

La comunidad científica concuerda en que la posibilidad de que exista vida, algún tipo de vida, en el universo es de 100%. Vale decir que sí, tiene que existir aunque no se haya obtenido evidencias en ese sentido.

Se entiende que las condiciones que se necesitan para que sea posible la vida, por más que son delicadas, tienen que replicarse en algún sistema de las billones de galaxias que se presume existen en el universo.

Kepler es el aparato ideal  para comprobar esa teoría.El caso de Kepler 22b es lo más cercano a las condiciones necesarias. Orbita una estrella similar al sol a 600 años luz de distancia y es 2,4 veces más grande que la Tierra.
 
Los astrónomos desconocen, sin embargo, la composición del planeta: no se sabe si es rocoso o está compuesto mayormente  por gases o líquidos.

El telescopio Kepler fue designado para mirar a una zona fija del cielo, observando con paciencia unas 150 mil estrellas. La sensibilidad del aparato le permite captar el oscurecimiento del astro cuando un planeta le pasa por adelante.

Cuando eso sucede, se identifica al fenómeno como un candidato a planeta y luego se confirma con observaciones del propio Kepler y de otros telescopios. Kepler 22b orbita a su sol un 15% más cerca que la Tierra al suyo, pero su estrella es cerca de un 25% menos luminosa, lo que le permite mantener la temperatura propicia para albergar agua líquida.

Inteligencia

Este tipo de confirmaciones ayudan a los buscadores de compañía cósmica, capaz de comunicarse de manera intelilgente. Es el caso del programa Búsqueda de Inteligencia Estraterrestre (SETI, según su sigla en inglés).

Kepler es una gran ayuda a estos buscadores de civilizaciones: “Por primera vez podemos apuntar nuestros telescopios a las estrellas y saber si éstas tienen  o no un sistema planetario, incluido al menos uno análogo a la Tierra en una zona habitable”, declaró a la BBC Jill Tarter, director de Investigaciones del Instituto SETI, en Estados Unidos.

El afán por entablar contacto con otras civilizaciones es tan alto que en Estados Unidos se desarrolló una teoría conspirativa que establece que el gobierno mantiene conversaciones con extraterrestres dese hace décadas y lo mantienen como secreto de estado.

La hipótesis ha dado para crear infinidad de libros, revistas y películas y es algo que se resiste a pasar de moda. Semanas atrás, el gobierno del presidente Barrack Obama debió responder a una demanda popular firmada por 17 mil ciudadanos, que exigían que se diera cuenta de los contactos del gobierno con los ET.

“El gobierno de Estados Unidos no tiene evidencia de la existencia de ningún tipo de vida fuera de nuestro planeta, ni de ningún contacto de un extraterrestre con un miembro de nuestra especie”, fue la respuesta.

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