miércoles, 25 de enero de 2012

Las opuestas realidades de los grandes


Nacional prioriza a los jóvenes de su cantera y bajó el pasivo; mientras, Peñarol sigue contratando jugadores que se quedan seis meses o un año, y se endeuda

Los grandes tienden a hacer muchas cosas juntos. A nivel político se unieron siempre  y de alguna manera se las ingeniaron para tener representantes en los órganos de poder de la AUF. En el tema de la venta de los derechos de televisión negocian en conjunto. Se potenciaron en las campañas de socios.
Pero, así como son tan iguales en algunos aspectos, son diametralmente opuestos en muchos aspectos de sus vidas. El análisis deja de lado aspectos sociales, económicos y hasta políticos que siempre se pusieron arriba de la mesa a la hora de entender este fenómeno del fútbol uruguayo.
Se avecina el Clausura y las urgencias y necesidades de unos y otros marcan realidades diferentes. Nacional goza de un estado de salud que le permite mantener su política institucional. Peñarol, remendado, sigue intentando poner la casa en orden. Entonces, obviamente, las diferencias se notan claramente.
Un punto claro es la política de contrataciones. En 2012 los albos vuelven a apostar fuerte a su cantera. Fueron por algunos jugadores en puestos puntuales, pero el hecho es que el plantel tiene poder de venta. ¿Qué permite eso? Que la calesita funcione. En una década se fueron Suárez, Coates, Lodeiro, entre otros, pero ya están en las gateras para el próximo período de pases Renato César, Gonzalo Bueno, Facundo Píriz, Alexis Rolín.
El sistema permitió al club reducir considerablemente su pasivo. Un tema que preocupaba.
Peñarol en cambio arma siempre planteles con jugadores que van a cumplir pasantías. El claro ejemplo fue el grupo con el que afrontó la final de la Copa Santander Libertadores pasada (ver cuadro). Y este año repite la misma política de contratación. Incorporó a jugadores que vienen por seis meses, como el caso de Rodrigo Mora.  Tiene otros sin poder de reventa: Carini, Estoyanoff, Freitas, Juan Álvez, por citar algunos.
Al margen de que habitualmente se queda con porcentajes de jugadores, porque el club en definitiva sirve de vidriera, el negocio no le rinde réditos para disminuir un alarmante pasivo que tiene dos versiones. El presidente Juan Pedro Damiani afirma que es de US$ 9 millones, la oposición denunció que trepó a US$ 15 millones.
Como sea, las cifras no dejan de ser preocupantes. ¿Por qué? Mirar el plantel permite concluir que tiene poco para vender. Acaso Cristóforo. El resto todo por confirmar.
Para colmo se metió en un negocio con Benfica por tres diamantes de sus formativas como Elbio Álvarez, Jim Morrison Varela y San Martín. Al momento del negocio no habían debutado en Primera. Entonces, mientras los dirigentes hablan de un proyecto juvenil, vuelven a cometer el error de vender a un precio muy bajo a tres jóvenes.
La agencia EFE reveló sobre el negocio: “Benfica paga 1,5 millones de euros para quedarse con el derecho de opción y puede gastar 2,9 millones si quiere garantizarse al trío este año, mientras que si dilata su opción desembolsará más. La operación fue posible por la intermediación del agente Paco Casal, que representa al internacional uruguayo Maxi Pereira, cuyo contrato con Benfica fue recientemente renovado tres años”.
En Nacional en cambio, a los juveniles los hacen debutar en el primer equipo. Y después los venden. Es un dato de la realidad, con excepciones: Nacional malvendió a Luis Suárez por US$ 900 mil, pero con el paso del tiempo aprendió de los errores y terminó transfiriendo en cifra récord a Sebastián Coates.
El punto es que Nacional le lleva ventaja a Peñarol porque inició antes la política de apostar a un trabajo en juveniles. Los albos comenzaron con esta política institucional en el año 2000 con Daniel Enríquez como gerente. Peñarol en cambio la aplica desde 2007 cuando nominaron a Víctor Púa. Pero desde hace al menos dos años algunos hinchas se preguntan, en mensajes que remiten a las radios, ¿dónde está el trabajo de Púa? Es una realidad que la pueden decir quienes reciben los mensajes y los leen. Al quinto año de haber iniciado la tarea en juveniles, Nacional vendió a Luis Suárez. ¿Qué significa ello? Que, si bien las comparacione son odiosas, este año en Peñarol debería aparecer el jugador precio del mercado europeo.
Es obvio que en estos temas la paciencia es buena consejera. El presidente Damiani apostó por esta tarea. Sabe que es un camino de hormiga pero del cual no se quiere apartar.
Mientras tanto, no le queda otra que seguir recurriendo a empresarios que ponen su dinero para comprar jugadores y cederlos al club a cambio de futuros negocios. Entonces anda caminando con pies de plomo, porque si hace un negocio con otro empresario y se enoja aquel que le prestó jugadores, corre el riesgo de que le saquen futbolistas.
Analizar quien se reforzó mejor para el Clausura no es tarea sencilla. Es que los resultados marcan el rumbo, por ahora, la realidad es que, si bien son parecidos en muchos aspectos, los grandes viven dos realidades opuestas.

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